Juan Torres: “El Perú no se entiende sin las montañas»

noticia-montañas

Juan Torres Guevara es especialista en desiertos y montañas tropicales con más de treinta años de experiencia. Comparte su tiempo entre la docencia y la investigación. Actualmente es profesor principal de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) y colabora con el Centro de Investigación de Zonas Áridas (CIZA), que pertenece a la misma universidad.

Juan nació en los bosques secos de Amotape, al norte de Perú y comparte su tiempo entre la docencia y la investigación de estos ecosistemas. Durante los últimos diez años, ha sido parte del Comité Directivo del Programa de Pequeñas Donaciones del GEF.

Conversamos con Juan Torres para conocer más sobre las montañas y sus apreciaciones sobre el rol del PPD en el sur andino.

¿Cómo entender los ecosistemas andinos en nuestro país y su vínculo con las ciudades?

El sistema montañoso andino es la columna vertebral del Perú. Ocupa cerca del 30% de su superficie total y su área de influencia se extiende hasta la costa y la selva. Perú no solo es un país montañoso, también es un país tropical. Eso lo hace doblemente diverso y hace que asegure los servicios ecosistémicos para las zonas más bajas. El agua, el suelo y los alimentos de las ciudades costeñas provienen de las montañas. El Perú no se entiende sin las montañas, sin la cordillera de los Andes que, además, nos hermana con los demás países de América Latina.

¿Cuál es la situación en los andes peruanos en cuánto a biodiversidad y agrobiodiversidad?

La gran diversidad de climas, de suelos, de hábitats, de especies vegetales y animales y de microorganismos que tenemos en Perú, se la debemos a las montañas. La diversidad alimentaria y cultural también es expresión del sistema montañoso andino tropical. Ser tropical es vivir en la diversidad.

¿Por qué PPD actualmente concentra su trabajo en estos paisajes?

El PPD está apostando por las comunidades de altura, que son epicentros de agrobiodiversidad. Son zonas de tuberosas, de papas, de ocas, mashuas y también de granos como la quinua y la cañihua. En esas zonas se decide el agua para la vertiente oriental y occidental. Son paisajes estratégicos y probablemente en las próximas décadas esta zona mueva la economía peruana. Yo creo que el día en que estas regiones perfilen el poder que tendrían si se juntan van a ser todavía más determinantes.

¿Cuál es la relación de la cultura y sabiduría andina con la conservación de la biodiversidad?

Los conocimientos tradicionales no deben ser excluyentes con los conocimientos contemporáneos. Los agricultores tienen una gran habilidad para adaptarse, ellos son innovadores, son personas que cuando ven algo que se adecua a sus características, lo toman. Esa capacidad resulta crucial para la conservación.

¿Cómo ve la respuesta de las comunidades rurales?

Las comunidades que reciben el apoyo técnico y financiero del PPD tienen los conocimientos, la organización y el interés necesario para desarrollar iniciativas. El mejor indicador del interés que tienen para desarrollar proyectos de conservación es que ellos ponen una parte. Se trata de propuestas que se generan de forma compartida en las áreas de interés del Programa: biodiversidad, agua, seguridad alimentaria, entre otros.

El PPD siempre ha trabajado con comunidades y gobiernos locales, aún con la inestabilidad del país. Cuando con un fondo pequeño logras hacer cosas grandes, eso quiere decir que hay interés de la comunidad.

¿En qué deberían centrarse las políticas públicas para alcanzar el desarrollo sostenible en esos paisajes?

Lo que va a faltar es que a nivel nacional y local es el famoso tema de la continuidad. Tenemos que hacer cosas de más de 10 años, sobre todo en ecosistemas tropicales y montañosos. Necesitamos seguir trabajando para garantizar estabilidad en las instituciones, estabilidad en las acciones que se van haciendo. Esa estabilidad acompañarla de sistemas de monitoreo, de vigilancia, de seguimiento.

Pero también hay un tema muy importante: necesitamos un recambio generacional. Los impactos más fuertes del cambio climático vienen después del 2030. Entonces, tenemos que tomar en cuenta a la escuela, ella tiene que trabajar fuertemente preparando a los niños para los cambios que se vienen, de tal manera que puedan tomar decisiones rápidas frente a sucesos impredecibles.

¿Cómo ve el rol de la academia y la investigación?

Ahí tenemos una deuda porque hemos pasado décadas muy críticas. La academia se está reconstruyendo, pero es básico para esto. También tiene que ver con los recursos humanos, que tienen velocidades diferentes. El rearmar a la academia va a tomar más de 10 años, mejorar los estándares de las universidades, apoyar las investigaciones, desarrollar las tecnologías, porque no solo es cuestión de adquirir tecnologías. Lo que tenemos que desarrollar es capacidades. Los medios informáticos son herramientas, pero necesitamos saber cómo utilizarlos. Tenemos una riqueza de conocimiento ancestral y contemporáneo, tenemos que saber cómo usarlos para atender determinadas problemáticas.

¿Por qué es importante el PPD para los medios de vida y el ambiente de las comunidades vulnerables?

No podemos cerrar los ojos ante la necesidad de mejorar la calidad de vida de las personas andinas. He seguido de cerca los proyectos de fases anteriores del PPD en el norte y he visto que se ha mejorado la vida, muchos de los proyectos aún continúan trabajando. Es algo que tenemos que valorar.

¿En qué consiste su rol en el Comité Directivo del PPD?

Llevo más de 10 años en el Comité Directivo del PPD. Es una especie de consejo consultivo donde los miembros evaluamos los proyectos y aportamos con nuestra experiencia para seleccionar aquellos que garantizan sostenibilidad. Para mí es un honor ser parte de este equipo, así contribuyo también con mi país, así participo.

COMPARTIR

Más NOTICIAS